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El año 2001 la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió observar el día 21 de septiembre como el Día Internacional de la Paz, declarando que el Día Internacional de la Paz se observaría de ahora en adelante como un día de alto el fuego y de no violencia a nivel mundial, con el fin de que todas las naciones y pueblos se sintiesen motivados para cumplir el fin de hostilidades durante todo el día.

Trabajar para la paz es sinónimo de crear políticas que permitan un desarrollo socioeconómico para los pueblos. En estos últimos años hemos visto más que nunca la importancia de permanecer todos juntos frente los problemas, bajo un mismo objetivo, por ejemplo, detener la pandemia provocada por la COVID-19, y hacer frente a la violencia y las guerras.  También nos ha demostrado que aquello que empieza siendo un problema para una pequeña parte de la población nos puede acabar afectando a todas las personas, como está sucediendo con la guerra entre Rusia y Ucraina.

Por desgracia en estos últimos años también hemos podido ver el aumento de los discursos de odio hacia minorías por razones raciales, es por esto por lo que este año el lema para el Día Internacional de la Paz es “Pon fin al racismo. Construye la paz”. La lucha contra el racismo es crucial para conseguir la paz mundial, puesto que para vivir plenamente en un mundo donde reine la paz es esencial que todas las personas sean tratadas con igualdad, independientemente de su raza.